Juanjo busca trabajo
Algunos hallazgos en internet no tienen precio. Sí, montar una superproducción Cecilbedemiliana con expresidentes de éste “Estado” nuestro es una de las propuestas más inteligentes y constructivas con las que hemos podido tropezar en los últimos tiempos.
Los partidos, y más aún cuando llevan 25 años ininterrumpidos en el poder, constituyen inmensas agencias de colocación de allegados; de ahí que el descubrimiento de la corrupción en Cataluña diese a los nacionalistas vascos mucho miedo y atormentados pensamientos acerca de poner sus barbas a remojar. Y ocurre, según me cuenta un pajarito desde dentro del partido, que aunque al Ardanza le encontraron un acomodo con la cosa de los teléfonos, es ya un lugar común en los batzokis que encontrar un chollito para el Juanjo puede ser más complicado. Según cuentan los mentideros del PNV, éste no ha hecho en la vida otra cosa que poner el careto por el partido (¡hay ese careto!), y parece que fuera de la surrealista política vasca no vale ni siquiera para calentar un sillón en una empresa bajo control gubernamental o en otra poltrona institucional.
En cuestión de rumores pudiéramos llegar a pensar que los sabinecheas son un poco maledicentes y muestran una acusada tendencia a hacer leña del arbol caído (caído después de ser convenientemente “sacudido”, ya saben ustedes: la especialidad de la casa), y muy especialmente cuando el caído es un dirigente del partido -otro día trataremos sobre los comentarios y las maniobras descubiertas después de la retirada del recoge-nueces- Esta tendencia a la murmuración se remonta hasta el mismísimo fundador, pues cuando cayó éste (es decir, cuando se murió) las maledicencias desde dentro del partido fueron intensas. La muerte del Sabino fue atribuida a la cirrosis, y además, pronto se destapó a los cuatro vientos el que debería haber sido el secreto mejor guardado del peneuvismo: a las pocas semanas del entierro la viuda comenzó a vivir, ¡amancebada!, con un...¡Guardia Civil! Sí, he escrito bien. Para el que no lo supiese: es ya historia bien documentada que la buena señora, viuda de Arana, quizá con ánimo de resarcir décadas de abstinencia (vamos, lo que ahora canta una con eso de “Pa fuera telarañas”) se fue a vivir con un benemérito agente, que probablemente no acreditaba un elevado perfil de batúa. Esta historia, como digo está contrastada, no solo no la silenciaron, sino que desde dentro del partido se le dio la máxima difusión. Eso sí, actualmente venga estatuas, nombre de calles, nombre de premios, homenajes..., la habitual hipocresía jesuítica. Lo cierto es que el pobre señor figura ya en la imaginería colectiva como el mayor reprimido-impotente sexual de la Península Ibérica (o digamos, los dos “Estados”).
Bueno, a lo que iba, a lo de la retirada del Juanjo -sobre su vida sexual hay escaso datos: en este caso ha funcionado mejor la confidencialidad, o quizá es que hasta el domingo pasado no se le comenzó a considerar un árbol caído-, el caso es que los rumores sobre la dificultad de encontrarle un puestecito en el que aletargar los años que le quedan hasta la jubilación se han hecho públicos. Pero siempre que exista imaginación se encontrarán soluciones: la fotografía que presentamos ilustra cómo de los políticos retirados aún se pueden aprovechar sus dotes mediáticas, su gusto por ofrecer el lado bueno, sus posturitas de mitin, sus muchas horas de maquillaje. Y aunque tampoco es cosa de quitarles trabajo a nuestros titiriteros oficiales, hay algunas producciones de índole bíblica o histórica en las que los ex-presis quedarían cerca de la nominación al oscar. Después de años de hacer las delicias de los “treckies” hispanos (del “Estado”, vaya), que pudieron habituarse a ver al comandante de la nave Enterprise abriendo telediarios, ha llegado la hora del salto a una producción en brillante Technicolor. Cuántas veces sucede que la segunda carrera de uno es la que lleva al éxito.
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