25.7.05

Soy el extranjero que mata a unos ingleses

La canción de The Cure lo que dice es “matar a un árabe” y está basada en una parte de El Extranjero de Camus. Un libro que deja en el lector recuerdos permanentes, y que ya en su título se intuye que puede cobrar interés en nuestra actualidad. La escena del asesinato en la playa, aplicada a la inversa puede ser una aportación sobre la deriva nihilista-criminal del islamismo, cuando bajo un sol cegador se descubre a la vez la enormidad y la sencillez de matar a un hombre.

Pero la canción del grupo inglés traduce mejor que el libro los probables sentimientos de esos criminales antes de la matanza, por el contrario, el protagonista de la novela llega a una lucidez que es inimaginable en los terroristas: después de esta escena termina la primera parte del libro así: “Comprendí que había destruido el equilibrio del día, el silencio excepcional de una playa en la que había sido feliz.”

Staring at the sea

Guerra al terror: preguntas y respuestas

¿Existe una Guerra?

¿Puede haber guerra a una idea?

¿Es legítima?

¿Para qué puede servir?

¿Se puede ganar?

¿Qué se puede cambiar, qué otras cosas se pueden hacer?


Las respuestas definitivas que nos traerá la historia tardarán en llegar. Mientras tanto, encontramos una división de respuestas. Por una parte están los que como apaciguadores repiten a Neville Chamberlain después de reunirse con Hitler en 1938, cuando anunció “la paz en nuestro tiempo” (la frase que ha pasado a la historia de los autoengaños), como Zapatero con su “paz perpetua” y el articulito en el Financial Times. Parece evidente que al presidente le escriben tanto los discursos como ese artículo, pero ya que llevaba debajo su firma debió sentirse obligado a poner algo de cosecha propia: lo que es fácil detectar en esa cursilería del “mar de injusticia”, beatería típica que, imaginamos, tuvo que incluir con resignación el redactor del artículo presidencial.

Por otra parte, están las respuestas de aquéllos que hacen un análisis desde el conocimiento y el análisis profundo del terrorismo, como Fernando Savater .

Jon Juaristi centra el análisis del conflicto de nuestras sociedades con el islam en la “moderación”, la piedra de toque para otorgar legitimidad a una religión. Yo ahora pienso en Maimónides, aquél “judío moro que vivió con los cristianos”; no sé si Jorge Drexler reparó en que hace 9 siglos ya existía un protagonista de su canción, que fue quien dijo “[Dios] haz que sea moderado en todo, pero insaciable en mi amor por la ciencia”

God save Blair

LíderLa constatación del nacimiento de un líder, digamos que a escala europea, se produce cuando una circunstancia obliga a todos a volver la vista sobre él. En el caso de Blair, su progresiva percepción como gran figura europea se fue abriendo paso superando los obstáculos opositores internos (en su partido, en la opinión pública de su país) y externos (en la mayoría de gobiernos europeos, en la opinión pública mundial). Ahora queda entronizado como el único eurolíder consistente en un momento en el que su presencia se ha visto aupada tanto por las circunstancias favorables (su nueva reelección, ganar la olimpiada para Londres, el liderazgo de iniciativas humanitarias para el desarrollo de África) como por su manejo de las desastrosas (los rechazos a la constitución europea, el recrudecimiento del terrorismo en Irak, el atentado de Londres). El aclarado definitivo de los otros posibles líderes europeos deja en posición de preeminencia a Blair, como han de reconocer partidarios y detractores.

La palabra líder, de origen inglés, contiene un campo de significados más amplio e indefinido aún cuando hablamos de la realidad que es común a todos los europeos. Hasta la fecha, como europeos, difícilmente hemos podido recurrir a un referente de gran estadista que asumiese con determinación la gestión de trances difíciles. Puede ser que en los momentos de crisis los ciudadanos de las democracias necesitan al líder no menos que los regímenes autoritarios o totalitarios. Hemos sabido que gran parte de los que discrepan de la política exterior del Reino Unido se sienten reconfortados en la solidez de Blair.